viernes, 7 de abril de 2017

Salud mental

Casi todas las personas adultas mayores son emocionalmente saludables, aunque en el plano psicológico se pueden presentar ciertos cambios en la memoria, el aprendizaje, la atención, la orientación y la agilidad mental. No obstante, la educación, la cultura y la experiencia adquirida durante la vida, constituyen una buena base para re-entrenar o re-aprender las habilidades que van disminuyendo.

Así también, la vejez puede ser una época de realización, de agradable productividad y la consolidación de habilidades y conocimientos. Sin embargo, los recursos emocionales de esta etapa con frecuencia disminuyen debido a muchas crisis y tensiones acumuladas a las que deben enfrentarse y que pueden ser el detonante de algún problema de salud mental, algunos de estos retos pueden ser:

• Vivir con una enfermedad crónico-degenerativa que lo obliga a modificar su independencia y formas de vida activa.
• La pérdida de la pareja, de algún amigo, algún miembro de la familia o algo en relación a la red de amigos.
• Aislamiento y soledad.
• Un escaso ingreso económico.
• Modificación del lugar que ocupaba en la familia como pareja, líder o proveedor.

Las enfermedades mentales o emocionales pueden manifestarse de muchas maneras, por lo que en ocasiones es difícil reconocerlas. Se confunden con dolencias o enfermedades físicas, o pueden ser negadas por la familia y los amigos, o mal interpretadas como una parte normal del envejecimiento. A continuación veremos las manifestaciones de los diferentes problemas de salud mental que se pueden presentar en la persona adulta mayor:

La depresión se refiere a los desórdenes emocionales que se presentan con frecuencia en una persona, tales como: angustia, agitación, desesperanza, trastornos del sueño, cambios drásticos del humor.

Un aspecto muy importante dentro de la salud mental lo revelan las investigaciones que se vienen realizando hace mucho tiempo, las cuales aseguran que la sexualidad de las personas adultas mayores es tan necesaria como en edades más jóvenes y que su plena realización conlleva a grandes satisfacciones. En la actividad sexual de las personas adultas mayores influyen muchos factores, pero los dos más importantes tienen que ver con una razonable buena salud y el interés por lo sexual, lo que incluye la existencia del compañero o compañera sexual.

Otro aspecto relacionado con la salud mental es la plena capacidad de dormir y descansar apropiadamente, por lo que el insomnio, que consiste en el desorden de iniciación y sostenimiento del sueño, puede ser un problema que genere irritación, agotamiento, somnolencia durante el día, etc. Este problema presenta una serie de elementos que deben ser analizados adecuadamente para establecer una atención correcta. Se le llama insomnio crónico cuando el problema lleva más de un mes de suceder, por lo cual se aconseja consultar al médico.

También es un factor de desestabilización emocional el que la persona adulta mayor sea víctima de maltrato o violencia, la cual se puede dar por diferentes factores: problemas familiares, escasos recursos económicos, agotamiento por parte del cuidador o familiar, pero sobre todo a una intolerancia debida al desconocimiento de las necesidades de las personas adultas mayores.

Por otro lado, la demencia es uno de los problemas de salud mental más graves que aquejan a las personas adultas mayores, ya que se debe a un desorden progresivo de las funciones intelectuales superiores, tales como la memoria, el lenguaje, la concentración y la motricidad (movimiento de los brazos y piernas). Este desorden progresivo deterioran el razonamiento y afectan las actividades de la vida diaria.

Si hay síntomas de depresión tales como no tener motivación para hacer las cosas, sentirse triste y defraudado, o que la vida no tiene sentido, se debe acudir al médico, porque estar enfermo no es una vergüenza, pero no atender esos síntomas es una irresponsabilidad. Los geriatras son especialistas en este tema.

Ya existen muchos medicamentos que ayudan a sobrellevar la depresión y no generan dependencia.

Reconocer que el maltrato existe y que tiene un efecto destructivo en la calidad de vida de las personas adultas mayores y en el familiar y/o cuidador.

• Aceptar vivir con tristeza, de mal humor o insatisfecho.
• Pensar que la depresión no tiene remedio.
• Negarse a recibir ayuda médica o psicológica por los prejuicios que hay sobre el tema.
• Abstenerse sexualmente, sobre todo si se tiene una pareja.
• Padecer insomnio durante meses o años.
• Ser víctima de violencia por parte de un familiar o cuidador y callarlo.

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