El
autocuidado es un conjunto de prácticas y decisiones que realizamos
cotidianamente como individuos, como familias o como grupo para cuidar nuestra
salud. Su principal objetivo es mantener la funcionalidad física, mental y
social de las personas así como mejorar su salud, bienestar y calidad de vida.
El primer paso para adoptar un programa de autocuidado es reflexionar sobre los
hábitos saludables y no saludables que practicamos; sólo así podremos decidir
cuáles debemos mantener y cuáles es pertinente modificar.
Entre los
factores de riesgo que causan enfermedades y muerte en la persona adulta mayor,
los más importantes son el consumo de tabaco, la nutrición insuficiente o
excesiva, la falta de actividad física, la obesidad, el consumo excesivo de
alcohol, la falta de vacunación contra neumonía e influenza, los traumatismos y
los comportamientos sexuales arriesgados.
· Fumar
cigarrillos es el factor principal para desarrollar ataques al corazón, embolia
cerebral, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquitis, neumonía y
distintos cánceres.
· Las
dietas ricas en grasa elevan el riesgo de cáncer de colon y otros cánceres.
También son un factor importante en el endurecimiento de las arterias
(aterosclerosis), lo que predispone a los ataques al corazón y embolias
cerebrales.
· La
obesidad eleva la presión arterial y se asocia con aumento del colesterol malo,
favorece el desarrollo de la diabetes e incrementa el riesgo de cáncer de
colon, riñón y endometrio. Además agrava la artritis de sus articulaciones.
· La
hipertensión arterial contribuye directamente a la presentación de embolias o
accidente cerebrovascular (hemorrágico y trombótico), infartos del corazón e
insuficiencia renal.
El autocuidado
implica conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como tomar decisiones
sobre nuestra vida para lograr los cambios que esperamos y que éstos se
reflejen en un envejecimiento saludable.
El
autocuidado tiene especial importancia en la mujer adulta mayor debido a la
llamada “feminización del envejecimiento”. Este fenómeno se refiere a la gran
proporción de mujeres que llegan a vivir esta etapa de la vida. Sin embargo,
vivir más no necesariamente significa vivir mejor. De hecho, existe una
estrecha relación entre mujeres, pobreza y vejez, lo que coloca a las mujeres
mayores en una situación de vulnerabilidad.
En México, como
en gran parte del mundo, la vejez tiene rostro de mujer.
Una manera
sencilla de comprobar si estamos haciendo lo que nos toca en el cuidado de
nuestra salud es responder a las siguientes preguntas:
1. Realizo
actividad física regular
2. Llevo
una alimentación sana
3. No
consumo tabaco, alcohol ni drogas
4. Llevo
control regular de mis enfermedades
5. Tengo
un buen apego a los tratamientos médicos
6. Realizo
un chequeo regular de mi estado de salud
7. Realizo
actividades recreativas y sociales
8. Fomento
y participo en actividades individuales, familiares y de la comunidad
Psic.
Elizeth Altamirano López
Ced.
Prof. 3890475
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al: 04455-27282630
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