Los aspectos positivos de la edad avanzada
La vejez puede muy bien ser una etapa productiva… a menos que el estereotipo social lo impida. Los adultos mayores conservan sus facultades mentales, siempre y cuando subsista en ellos el interés y la aplicación.
La cultura
es acumulativa: los aprendizajes se van sumando e integrando unos con otros a
lo largo de la vida. En esto se distingue el hombre de los animales que viven
momento a momento el “aquí y ahora”.
La
creatividad es combinación y transformación de elementos; entonces la vejez
puede tener un rico arsenal para ser creativo. En los términos del arte y de la
ciencia los adultos mayores pueden funcionar a velas desplegadas.
En nuestra
época se dan muchas circunstancias que dificultan la vejez, pero al lado de
ellas hay circunstancias que la facilitan:
·
Actualmente se han multiplicado
mil y un estímulos que reclaman el tiempo, el dinero y las energías del adulto
mayor: viajes turísticos, congresos, eventos... y hay también algunos
privilegios como pases de cortesía y tarjetas de descuento.
·
La automatización hace superflua
la fuerza física y posibilita al adulto mayor para seguir realizando muchas
tareas que antes se le cerraban por su menguada fuerza muscular.
·
En cuanto al empleo de personas
mayores, la experiencia revela mucha dedicación y poco ausentismo.
·
Cuando el trabajo ha sido fuente
de tensiones, la jubilación es una liberación que favorece la salud física y
mental.
·
Surgen muchas opciones de
actividad interesante y gratificante. Desde el punto de vista intelectual,
estos años son considerados como años de creatividad.
Ser persona
humana es existir siempre en proceso, somos seres inacabados. Si definimos la
vejez en términos de pérdida, las pérdidas se dan en todas las etapas de la
vida, no hay razón para que el adulto mayor se sienta diferente.
La vejez va
construyéndose día con día desde la juventud, no puede diseñarse a los 60 años
una forma determinada de vejez como si se proyectara un edificio nuevo. La
preparación para la edad avanzada involucra a todos los adultos de la comunidad
en lo que se refiere a valores y actitudes, conductas y
hábitos creativos.
Cada persona
se encuentra frente a la tarea y el reto de crear su propia vejez, y si es el
caso, su propia jubilación. El centro del ser humano es identificar su
vocación, el llamado interior que le reclama desarrollar su mejor
potencialidad. Todos tenemos alguna habilidad que rebasa al resto, es la
actividad que más disfrutamos, es la esencia de nuestra naturaleza.
La juventud
es una etapa en la vida, es un estado mental. Nadie envejece tan sólo por vivir
un número de años, la gente envejece cuando abandona sus ideales.
Son tres las
claves para un envejecimiento óptimo: la actividad, la sociabilidad y la
participación.
El adulto
mayor es capaz de dar calidad a su vida y a su convivencia a través de dos
operaciones fundamentales: el ejercicio de la inteligencia y el de la voluntad.
Al estimular la mente se mantiene joven el cerebro y al amar se mantiene joven
la psique, porque el que ama nunca envejece.
La calidad
de vida corre pareja con la calidad de las relaciones. Una actitud básica para
lograr un grado apreciable de felicidad es el afecto hacia los demás, unido al
afecto de los demás. Para ello los adultos mayores pueden:
·
Despertar y revitalizar lazos de
amistad con parientes cercanos y lejanos.
·
Ser más creativo en buscar modos
de enriquecer las relaciones con los nietos “Con sus relatos y con sus
fantasías, los abuelos rocían polvo de estrellas en las vidas de los pequeños”.
·
Esforzarse por creer y sentir la
comunidad espiritual con sus hermanos de religión o con todos los hombres.
Lo más
importante en la vida no es hacer lo que queremos, sino querer lo que hacemos.
Cuando se es flexible, cada edad tiene su ilusión y su encanto; nunca se llega
el día en que el tedio y el hastío vacíen de contenido y colorido la vida del
individuo creativo.
La persona
que cree en una providencia, que reza, que piensa que tiene una misión que
cumplir tiende a sentirse más protegida, más motivada, más optimista, más
esperanzada que el escéptico incorregible.
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